Escribo, pienso ¿?, respiro.
Escucho a los pájaros, escucho a los autos y escribo sin parar.
Mis pupilas están dilatadas, no las veo pero las siento.
Mis dedos hacen su vida y siguen escribiendo.
Al medio de todo esto estoy yo.
Que sigo escuchando pájaros y bajo y no bajo.
La realidad me chorrea la cara; son las 6 a.m.
del domingo y la diabla no me deja dormir.
Recién llego de un lugar horrible lleno de gente que no invitaría ni a un cortejo fúnebre (y eso que yo nunca iría a un cortejo fúnebre.)
Ahora parece que bajo. Pero no. Otra vez la adrenalina del free jazz del White me invade y me lleva y me deja escribir todas las sandeces que me vienen a la cabeza.
No me llevo bien con la realidad, porque la muy puta me escupe en la cara cada vez que puede.
No me llevo bien con el 99% de esta especie de mierda llena de cosas desagradables que siempre trata/mos de ocultar.
No me gusta esto ni me gusta lo otro.
Lo genuino es lo que están escuchando mis oídos.
Quizás lo único legítimo de toda la puta noche.
Estos pájaros son así, y no les interesa esconder nada.
Es más; no les importa nada y eso los hace de verdad.
Son superiores a cualquier música, a cualquier arte que podría venir de un ser humano.
La mierda que hacemos nosotros esta llena de basura, porque somos basura, porque nunca podemos ser de verdad, porque estamos condicionados, porque no podemos ser libres, porque todo es una farsa y vivimos en una mentira creada por valla a saber quien con valla a saber cuales fines esclavos.
Todo lo que creemos no lo creemos, nos lo hicieron creer y la libertad no está a nuestro alcance, estamos encerrados en una jaula que algún día sabré quien diseño…o quizás no, (seguramente no) porque no creo tener el talento para darme cuenta..Soy solamente un muñeco más de esta juguetería.
